Barnes & Noble, la cadena de librerías más popular en EEUU, anunció hace poco que había cosechado unas pérdidas de 62 millones de dólares, en su primer trimestre del año fiscal (en EEUU suele comenzar el ejercicio fiscal en mayo). Eso suponía pasar de los beneficios de 12 millones el año pasado a pérdidas este año. Muy mal pintaba entonces para Nook, el lector electrónico que esta cadena lanzó en navidades pasadas, es decir, su Kindle. Todos pensaron que era culpable de las pérdidas. Sí, pero no.
Veamos. Las ventas del Nook aumentaron la facturación de la librería un 21% en este trimestre que llegaron (en conjunto, digital y papel) hasta los 1.396 millones de dólares. Lo cual es una estupenda noticia porque hasta ahora se pensaba que los lectores electrónicos y los e book acabarían con las librerías, igual que se pensó que la televisión acabaría con el cine.
Y ahora vamos a las cifras desgranadas: las ventas en las librerías tradicionales de B&N han seguido en declive pues cayeron un 0,9%. Pero las ventas de la librería digital subieron un 42% si se mide este trimestre con el de 2009. En concreto la librería digital supuso unos ingresos de 142 millones de dólares. ¿De dónde vienen las pérdidas? Un teletipo de la agencia Efe afirmaba que provienen de las fuertes inversiones que hizo la compañía para lanzar y poner en marcha el Nook. Gran contradicción. Las ventas de las viejas viejas librerías languidecen porque los libros se acumulan en los almacenes. La estructura antigua de la empresa no puede resistir.
Pero las necesarias nuevas inversiones son las que dan esperanza a la compañía. El motor comercial de la empresa de libros es ahora el Nook y todo lo relacionado con él. Hace 9 meses este lector electrónico valía 259 dólares . Ahora, 199 dólares.
El paradigma de Barnes & Noble se puede aplicar a otros mundos de la comunicación. El desequilibrio se produce cuando el viejo mundo analógico se arruga más rápidamente de lo esperado, y la consolidación del nuevo mundo digital no sirve para compensar las pérdidas. Para pasar de uno a otro hay que hacer inversiones, las cuales producen pérdidas.
Esa es la clave del mundo en que vivimos.
Las empresas que se han lanzado al universo digital desde el principio no sufren ese gigantesco enigma. Amazon comenzó como librería on line y sigue creciendo de año en año. Los híbridos que han apostado al fin por el mundo digital se lamentan de no haber tomado antes su decisión.
En España, las editoriales y las librerías no se han lanzado con entusiasmo a comercializar los lectores electrónicos porque temen que la piratería arruine su negocio. Mientras más tarden en tomar la decisión, más profundo será su desequilibrio entre el viejo y el nuevo mundo, y más les costará remontar las pérdidas.
En realidad, lo que está sucediendo con los libros es lo mismo que sucedió con la física newtoniana y la nueva física. Muchas personas pensaron que solo era cuestión de fabricar microscopios más precisos para ver por fin la constitución básica de la materia: electrones dando vueltas alrededor de un núcleo como bolitas alrededor de un planeta. Pero llegaron Schödinger, Heisenberg y Bohr y demostraron que los átomos no eran lo que pensábamos. Eran paquetes de energía que vibraban y que se movían de forma incomprensible. Tardaron mucho en convencer a los viejos científicos. Y es que los viejos paradigmas solo mueren cuando la generación que los mantuvo se va al otro mundo.
Veamos. Las ventas del Nook aumentaron la facturación de la librería un 21% en este trimestre que llegaron (en conjunto, digital y papel) hasta los 1.396 millones de dólares. Lo cual es una estupenda noticia porque hasta ahora se pensaba que los lectores electrónicos y los e book acabarían con las librerías, igual que se pensó que la televisión acabaría con el cine.
Y ahora vamos a las cifras desgranadas: las ventas en las librerías tradicionales de B&N han seguido en declive pues cayeron un 0,9%. Pero las ventas de la librería digital subieron un 42% si se mide este trimestre con el de 2009. En concreto la librería digital supuso unos ingresos de 142 millones de dólares. ¿De dónde vienen las pérdidas? Un teletipo de la agencia Efe afirmaba que provienen de las fuertes inversiones que hizo la compañía para lanzar y poner en marcha el Nook. Gran contradicción. Las ventas de las viejas viejas librerías languidecen porque los libros se acumulan en los almacenes. La estructura antigua de la empresa no puede resistir.
Pero las necesarias nuevas inversiones son las que dan esperanza a la compañía. El motor comercial de la empresa de libros es ahora el Nook y todo lo relacionado con él. Hace 9 meses este lector electrónico valía 259 dólares . Ahora, 199 dólares.
El paradigma de Barnes & Noble se puede aplicar a otros mundos de la comunicación. El desequilibrio se produce cuando el viejo mundo analógico se arruga más rápidamente de lo esperado, y la consolidación del nuevo mundo digital no sirve para compensar las pérdidas. Para pasar de uno a otro hay que hacer inversiones, las cuales producen pérdidas.
Esa es la clave del mundo en que vivimos.
Las empresas que se han lanzado al universo digital desde el principio no sufren ese gigantesco enigma. Amazon comenzó como librería on line y sigue creciendo de año en año. Los híbridos que han apostado al fin por el mundo digital se lamentan de no haber tomado antes su decisión.
En España, las editoriales y las librerías no se han lanzado con entusiasmo a comercializar los lectores electrónicos porque temen que la piratería arruine su negocio. Mientras más tarden en tomar la decisión, más profundo será su desequilibrio entre el viejo y el nuevo mundo, y más les costará remontar las pérdidas.
En realidad, lo que está sucediendo con los libros es lo mismo que sucedió con la física newtoniana y la nueva física. Muchas personas pensaron que solo era cuestión de fabricar microscopios más precisos para ver por fin la constitución básica de la materia: electrones dando vueltas alrededor de un núcleo como bolitas alrededor de un planeta. Pero llegaron Schödinger, Heisenberg y Bohr y demostraron que los átomos no eran lo que pensábamos. Eran paquetes de energía que vibraban y que se movían de forma incomprensible. Tardaron mucho en convencer a los viejos científicos. Y es que los viejos paradigmas solo mueren cuando la generación que los mantuvo se va al otro mundo.