Ambas empresas desmintieron que estuviesen negociando ningún acuerdo. Sin embargo, y como se detalla de una anotación del blog oficial de Google, ahora han emitido una propuesta conjunta, que puede ser esperanzadora o preocupante, según se interprete.
La semana pasada corrió el rumor de que Google y Verizon estaban negociando un acuerdo que podría representar el fin de la neutralidad en la red, o al menos el fin del firme apoyo que Google siempre ha mostrado a esa idea.
En términos sencillos, la neutralidad de la red significa simplemente mantener el principio de que internet y otras redes de banda ancha deben transmitir el tráfico de información de forma igualitaria, sin priorizarlo ni discriminarlo en función de contenidos o intereses económicos específicos (como sería, por ejemplo, que Google pagase a nuestro proveedor de internet para que su buscador llegase a nuestros navegadores con mejores prestaciones que Bing, o que Facebook hiciese lo propio con respecto a Twitter, etc.).
Ambas empresas desmintieron que estuviesen negociando ningún acuerdo. Sin embargo, y como se detalla de una anotación del blog oficial de Google, ahora han emitido una propuesta conjunta, que puede ser esperanzadora o preocupante, según se interprete.
La propuesta consta de siete puntos:
- Compromiso de que los usuarios tienen derecho a acceder a cualquier contenido legal, utilizando los servicios, aplicaciones y dispositivos que prefieran. Esto debería estar bajo control de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) estadounidense.
- Una nueva prohibición contra prácticas discriminatorias, de forma que, además de no priorizar ningún tráfico, el proveedor tampoco pueda bloquear o degradar el flujo de contenidos de modo que dañe a los usuarios o a la competencia. Esto incluye prohibir la priorización de pago.
- Total transparencia ante los usuarios, para que estos tengan información clara sobre los servicios y funcionalidades ofrecidos, tanto en las redes convencionales como inalámbricas. Esta transparencia se extendería también a los proveedores de contenidos.
- Propuesta de un nuevo mecanismo de control para la FCC, que estudiaría las infracciones a estas normas caso por caso y podría imponer multas de hasta dos millones de dólares a los culpables.
- Dado que la banda ancha debe de ser una plataforma para la innovación, permiso a los proveedores para ofrecer servicios adicionales, claramente diferenciados, aparte de los ahora existentes. Por ejemplo: monitorización sanitaria, servicios educativos avanzados, nuevas ofertas lúdicas y de entretenimiento, etc. La FCC se encargaría de asegurar que esos servicios no son una excusa para saltarse las normas y que no interfieren con el desarrollo de internet.
- Reconocimiento de las diferencias entre las redes de banda ancha convencionales e inalámbricas, dado que el mercado de estas últimas es más competitivo y está sumergido en un proceso de cambio y expansión. Eso significa que muchas de las reglas propuestas más arriba no se aplicarían a las redes inalámbricas, excepto la tocante a la transparencia. Habría un control gubernamental para garantizar que las políticas en uso protegen a los consumidores.
- Apoyo a una reforma para que los fondos federales estadounidenses se usen para extender la banda ancha a aquellos rincones de los EE.UU. que todavía carecen de ella.
Las respuestas no se han hecho esperar; hay quien saluda esta propuesta como un paso en la dirección correcta, pero también hay muchos que se preguntan si Google y Verizon no están simplemente redefiniendo internet, de forma que además de la pública haya una internet privada, para la cual las reglas no son tan estrictas y la neutralidad es papel mojado.
También desagrada la “excepción” para la banda ancha inalámbrica, que parece insuficientemente justificada. Al fin y al cabo, la internet cableada no ha necesitado protecciones especiales para desarrollarse y convertirse en un hervidero de innovación y servicios.
Asimismo, preocupa la idea de que la FCC pueda actuar de policía para decidir qué contenidos son legales y cuales no. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si decidiesen que Wikileaks no lo es? ¿Cómo diferenciar el derecho legítimo a defender las leyes y proteger a los usuarios de la censura más o menos encubierta?
En resumen: Google y Verizon han dado un paso adelante, imprescindible ya que, más pronto o más tarde, habrá que tomar decisiones sobre la neutralidad de la red y lo que esto significa. El siguiente paso, para ellos y para los organismos competentes, es poner estas propuestas en un lenguaje más concreto, capaz de aclarar las dudas y acallar los temores; o bien confirmarlos, en cuyo caso nos tememos que se desate una auténtica revolución en internet.