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TERCERA (o de ORO) de Las 5 leyes fundamentales de la estupidez Humana (Carlo M. Cipolla )

Una persona ESTUPIDA es aquella que causa perdidas a otra o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para si mismo e incluso incurriendo en perdidas".








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Nicolás Soler, un casanova cibernético

Encandilaba a sus víctimas en Internet tras presentarse en foros como profesor de Física y viudo

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA 02/08/2010 08:00 Actualizado: 02/08/2010 09:37

Si Giacomo Casanova levantase la cabeza no le quedaría más remedio que contratar una línea de ADSL y aprender a navegar por internet para evitar que su fama de ligón se resintiese. De este modo, el célebre escritor, diplomático y aventurero veneciano del siglo XVIII podría hacer frente a las decenas de imitadores de pacotilla que le han salido en los últimos años en la red y que desprestigian el duro oficio de rompecorazones. Uno de ellos ha sido , un alicantino en paro que descubrió que el anonimato que brindan las tres w no sólo facilita las conquistas amorosas, sino también desplumar a las féminas que caían en sus brazos. Porque Nicolás, que engatusaba a sus víctimas femeninas en foros de internet tras presentarse como catedrático universitario de Física y desconsolado viudo, era en realidad un camarero divorciado que lo único que sabía de agujeros negros era los que dejaba en las cuentas corrientes de las mujeres a las que robaba.
Nicolás exhibía como lema en la página de contactos donde se anunciaba la frase "sólo sé que en el amor no manda uno, obedecen los dos". Sin embargo, lejos de buscar una compañera para una vida de sometimiento mutuo, Nicolás parecía ansiar seguir viviendo a costa de las mujeres. Y, para ello, su mejor arma era la persuasión. Con ella, encandilaba a viudas, solteras, divorciadas y alguna que otra casada con ganas de echar una cana al aire. Cuando se había ganado su confianza, desaparecía siempre con algo del patrimonio de sus víctimas en el bolsillo. A una de sus conquistas murcianas, por ejemplo, la dejó sin un mal pendiente de oro que ponerse en las orejas.
Sus víctimas preferidas eran las mujeres de edades comprendidas entre los 40 y los 50 años, como él. Tras contactar por internet y chatear con ellas bajo el nick de fisico456, las citaba en una cafetería. Ante un cortado, intentaba terminar de ganarse su confianza para conseguir que le invitaran a su casa y poder robarles. Aunque a veces, metía la directa y si la mujer se levantaba para ir al servicio del bar, le sustraía el dinero y las tarjetas del crédito del bolso. Cuando la víctima volvía a la mesa ya no estaban ni el encantador viudo ni sus pertenencias. Sólo la factura de las consumiciones.
Si lograba que sus conquistas le franquearan la puerta de sus casas, en la primera ocasión que se le presentaba les robaba al descuido todo lo que veía de valor. Aunque en cierta ocasión rizó el rizo: convenció a una mujer para que le dejara pernoctar en su casa mientras ella estaba de viaje. Aseguraba que su hija le había dejado sin llaves y no podía entrar en su vivienda. La víctima accedió y Nicolás aprovechó para echar un sueño reparador, pero también para llevar a otra mujer al piso y, además, hacer la colada. El día que el alma caritativa volvió de su viaje ya no había ni rastro del físico ni, por supuesto, de sus joyas.
Cuando lo detuvo la policía, Nicolás aún no había llegado a las 132 conquistas que el ligón veneciano se adjudicó en uno de sus libros, pero a la vista de los casos que van apareciendo por toda la geografía española, no hubiera tardado mucho en alcanzarlas si no le hubieran parado los pies. Casanova, por si acaso, ya busca ofertas de ADSL.