En muchos institutos norteamericanos existe desde hace tiempo el Photo Adress Book. Era en principio una guía de papel con las fotos de los estudiantes, sus hobbies, los cursos que estaban haciendo, y sus datos personales como los números de teléfono.
Servía para acercar a los novatos a la vida social, pero también para cotillear un poco y hasta intentar ligar. Hoy se consulta por ordenador.
Los Photo Adress Book son muy populares también en las universidades norteamericanas, a los cuales se les llama familiarmente Facebook, o Libro de Caras. Ya son digitales desde hace muchos años. Sirven para acercar rápidamente a estudiantes que vienen de todas partes del país, que han dejado atrás a sus familias y que se enfrentan a su primera vida en solitario. Papi y mami han quedado atrás, con la tarta de manzana y el béisbol en familia.
Mark Elliot Zuckerberg, lanzó en 2002 su propio directorio electrónico en el instituto, llamada Academia Philips Exeter. Cuando entró en la Universidad de Harvard, decidió hacer lo mismo: un directorio on line de caras y teléfonos. Lo llamó Facemash.
En realidad, ya existían directorios on line, pero tenían restringido el acceso pues cada residencia universitaria de Harvard poseía la suya y era una fortaleza. Para entrar hacían falta claves, y tenías que ser miembro de esa residencia universitaria.
Pero a Zuckerbertg se le ocurrió la forma de saltarse los muros virtuales, y reunir caras de estudiantes. Lo hizo hackeando poco a poco las páginas, según el mismo relató en su blog en aquellos años (lo cuenta muy bien la página SecurityByDefault). Al ver que había triunfado en Harvard, decidió hacer lo mismo con otras universidades, ¿Por qué no querrían conocerse estudiantes de otras universidades? Era como poner la orla en internet, y animar a otras universidades a meter su orla. Lo llamó directamente Facebook.
Ese programa permitía no solo exhibir la foto, sino “hablar” con otros estudiantes mediante correos y mensajes, enviarse fotos, hacer comentarios, votar…
Cornell, Stanford, Columbia, Yale... Estudiantes de un montón de universidades fueron añadiendo sus perfiles hasta que Zuckerberg y sus colegas, viendo que aquello crecía sin parar, se mudaron aCalifornia, Palo Alto, para ser más concretos, para gestionar su pequeño dinosaurio. ¿Por qué Palo Alto? Porque en ese área se encuentran las empresas más innovadoras de EEUU.
Un montón de inversores avispados, que se dieron cuenta de que allí había un tiranosario rex, empezaron a poner dinero, sin saber todavía cómo recuperarlo. Tenían la intuición solamente.
El 21 de julio de este año, Mark Zuckerberg se dirigió al planeta tierra y dijo: “Ya somos 500 millones de personas en Facebook”.
No hay compañía que tenga tantos clientes en el mundo, salvo si quitamos a las empresas de telefonía chinas. Facebook es como un país.Más grande que un gran país pues supera en habitantes a EEUU. Quien no tenga perfil en Facebook pierde oportunidades de trabajo (yo conseguí una colaboración en un periódico digital hace tiempo por esa vía). Los directores de Recursos Humanos usan esa herramienta para husmear biografías.
En algunos países ya se está planteando limitar el poder de información de Facebook (en Alemania), y en otros, como en nuestro, se avisa a la gente de que promulgar fotos y datos personales es peligroso.
Lo ingenioso de todo esto es que en Occidente había miles de colegios, miles de universidades, miles de orlas o de libros de fotos de alumnos. Pero solo a este chico se le ocurrió la idea de hacerlo digital, unir diferentes bases de datos, y extenderlo a otros sitios. El invento de Facebook ya estaba allí cuando despertó. Pero él puso en marcha este sueño.
Por eso Forbes, en un cálculo aproximado, dijo que era una de las mayores fortunas del mundo: unos 6.900 millones de dólares. Tiene 26 años.
Hoy se estrena una película basada (en parte) en su vida. Se titula “La red social”. Está basado (en parte) en el libro “Multimillonarios por accidente: El nacimiento de Facebook. Una historia de Sexo, Dinero, Talento y Traición“, de Ben Mezrich (Alienta Novela).
En España nunca se pudo inventar Facebook porque aquí existían sólo orlas. Sin datos, sin teléfonos, sin hobbies. Sólo fotos de caras. Aquí nunca habría nacido ese dinosaurio.
Y cuando Mark despertó, Facebook ya estaba allí
Servía para acercar a los novatos a la vida social, pero también para cotillear un poco y hasta intentar ligar. Hoy se consulta por ordenador.
Los Photo Adress Book son muy populares también en las universidades norteamericanas, a los cuales se les llama familiarmente Facebook, o Libro de Caras. Ya son digitales desde hace muchos años. Sirven para acercar rápidamente a estudiantes que vienen de todas partes del país, que han dejado atrás a sus familias y que se enfrentan a su primera vida en solitario. Papi y mami han quedado atrás, con la tarta de manzana y el béisbol en familia.
Mark Elliot Zuckerberg, lanzó en 2002 su propio directorio electrónico en el instituto, llamada Academia Philips Exeter. Cuando entró en la Universidad de Harvard, decidió hacer lo mismo: un directorio on line de caras y teléfonos. Lo llamó Facemash.
En realidad, ya existían directorios on line, pero tenían restringido el acceso pues cada residencia universitaria de Harvard poseía la suya y era una fortaleza. Para entrar hacían falta claves, y tenías que ser miembro de esa residencia universitaria.
Pero a Zuckerbertg se le ocurrió la forma de saltarse los muros virtuales, y reunir caras de estudiantes. Lo hizo hackeando poco a poco las páginas, según el mismo relató en su blog en aquellos años (lo cuenta muy bien la página SecurityByDefault). Al ver que había triunfado en Harvard, decidió hacer lo mismo con otras universidades, ¿Por qué no querrían conocerse estudiantes de otras universidades? Era como poner la orla en internet, y animar a otras universidades a meter su orla. Lo llamó directamente Facebook.
Ese programa permitía no solo exhibir la foto, sino “hablar” con otros estudiantes mediante correos y mensajes, enviarse fotos, hacer comentarios, votar…
Cornell, Stanford, Columbia, Yale... Estudiantes de un montón de universidades fueron añadiendo sus perfiles hasta que Zuckerberg y sus colegas, viendo que aquello crecía sin parar, se mudaron aCalifornia, Palo Alto, para ser más concretos, para gestionar su pequeño dinosaurio. ¿Por qué Palo Alto? Porque en ese área se encuentran las empresas más innovadoras de EEUU.
Un montón de inversores avispados, que se dieron cuenta de que allí había un tiranosario rex, empezaron a poner dinero, sin saber todavía cómo recuperarlo. Tenían la intuición solamente.
El 21 de julio de este año, Mark Zuckerberg se dirigió al planeta tierra y dijo: “Ya somos 500 millones de personas en Facebook”.
No hay compañía que tenga tantos clientes en el mundo, salvo si quitamos a las empresas de telefonía chinas. Facebook es como un país.Más grande que un gran país pues supera en habitantes a EEUU. Quien no tenga perfil en Facebook pierde oportunidades de trabajo (yo conseguí una colaboración en un periódico digital hace tiempo por esa vía). Los directores de Recursos Humanos usan esa herramienta para husmear biografías.
En algunos países ya se está planteando limitar el poder de información de Facebook (en Alemania), y en otros, como en nuestro, se avisa a la gente de que promulgar fotos y datos personales es peligroso.
Lo ingenioso de todo esto es que en Occidente había miles de colegios, miles de universidades, miles de orlas o de libros de fotos de alumnos. Pero solo a este chico se le ocurrió la idea de hacerlo digital, unir diferentes bases de datos, y extenderlo a otros sitios. El invento de Facebook ya estaba allí cuando despertó. Pero él puso en marcha este sueño.
Por eso Forbes, en un cálculo aproximado, dijo que era una de las mayores fortunas del mundo: unos 6.900 millones de dólares. Tiene 26 años.
Hoy se estrena una película basada (en parte) en su vida. Se titula “La red social”. Está basado (en parte) en el libro “Multimillonarios por accidente: El nacimiento de Facebook. Una historia de Sexo, Dinero, Talento y Traición“, de Ben Mezrich (Alienta Novela).
En España nunca se pudo inventar Facebook porque aquí existían sólo orlas. Sin datos, sin teléfonos, sin hobbies. Sólo fotos de caras. Aquí nunca habría nacido ese dinosaurio.