Arianna Huffington se convirtió en millonaria hace unos días. Vendió su diario digital a AOL por 315 millones de dólares. Su diario se llama Huffington Post (HuffPo).
Si alguno de ustedes entra en HuffPo se llevará un susto. Caray, esa fotaza inmensa de Obama o de quien sea, esos titulares gigantescos de dos palabritas, esa ristra interminable de columnistas gratuitos, (unos tres mil, aunque yo no los he contado) esa mezcla de noticias picantes, con sucesos políticos y sentido del humor. Los norteamericanos lo adoran. Por eso, HuffPo cosecha mensualmente 28 millones de usuarios únicos. Un cohete.
Según The New York Times, la verdadera fuerza de HuffPo es que conoce todos los trucos para engañar a Google. ¿Y cómo se logra engañar al buscador más poderoso de la tierra?
Más o menos así:
Cada minuto, millones de personas en todo el mundo teclean palabras en Google con la intención de encontrar una información.
Y en el bosque de la red estamos miles de páginas webs o medios de comunicación deseando que nos encuentren. Millones. ¿Y por qué van a caer precisamente en nuestras páginas habiendo tantos competidores? Pues usando algunos trucos: uno de ellos consiste en titular por las palabras típicas que la gente busca. Por ejemplo: pensemos en los premios Goya.
¿Qué palabra estaban buscando miles de personas en la noche del domingo 13 de febrero? Pues a lo mejor fue: “ganadores premios Goya”. O también: “películas ganadoras premios Goya”. O sencillamente: “premios Goya”.
Bueno. El medio que tuviera la combinación más buscada lograba ser “leído” por los robots de Google, que entonces lo elevaban al podio. Elevarlo al podio supone salir en la primera página de búsqueda de Google. Ya saben: el 99% de los lectores se fijan en los primeros resultados de la búsqueda, es decir, en esa pantalla en la que que aparecen unos diez resultados. Casi nadie pasa de ahí.
Figurar en la primera página de Google es todo un arte técnicamente llamado Search Engine Optimization (SEO). Y a los expertos de ese arte se les llama SEO.
Los SEO saben que Google pone los resultados en las primeras páginas usando un algoritmo, es decir, una fórmula que toma en cuenta cientos de variables como rapidez de un medio en colgar una noticia, historial, fiabilidad, palabras clave, etc. Razón por la cual, en este momento, hay miles de técnicos SEO en el mundo entero tratando de desvelar la fórmula de ese algoritmo, como quien busca la fórmula de Coca Cola.
Esa mezcla de periodismo y de SEO es lo que que impulsó las visitas del Huffington Post. Si “engañas” bien a Google, puedes convertir tu modesto medio digital en un gigante. El HuffPo lo logró en seis años. Superó en visitas al Washington Post. Sin embargo, los puristas piensan que no tiene nada que ver con el periodismo.
The New York Times publicó un artículo que ponía al descubierto las insidiosas fórmulas de trabajo de HuffPo. “… puede conducir a los medios digitales a hacer artículos de baja calidad, para engatusar a las máquinas en lugar de las personas”. Esta combinación de palabras clave y artículos de masa puede ser preocupante desde el punto de vista del periodismo, pero, como decía un analista al New York Times, es como “heroína” para los dueños de los medios digitales.
Hay que reconocer que a algunos les puede doler. Tantos años dando vueltas a los artículos para hacerlos atractivos a los lectores. Tantos años rompiéndose la cabeza para escribir reportajes fascinantes… Y al final, los periodistas descubrimos que lo que mola es combinar palabras en el título y escribir los artículos que busca la masa “en ese momento”.
En el colmo de la automatización, hay empresas que usan un programa para localizar las palabras que millones de personas están escribiendo en internet, en Facebook y en Twitter. Luego, un grupo de periodistas escriben a toda pastilla artículos y salen cosas como “Adelgazar en tres días” que se posicionan en la primera página de Google.
Puede ser triste pero también hay que reconocer que es muy goloso. Pongo un ejemplo: el día en que la prensa digital española obtiene mayor número de visitas es el 22 de diciembre, día del Gordo de Navidad. Desde primera hora de la mañana, millones de personas en España y en el extranjero entran en Google para saber cuáles son los números premiados. ¿Qué palabras escriben? Pues “Gordo de Navidad”, “Lotería de Navidad”, “números premiados del gordo”… en fin.
El caso es que a primera hora de la mañana, un periódico de Murcia llamado La Verdad colgó un texto aparentemente sin editar que decía: “”Lotería de Navidad 2010: XXX se lleva el sexto quinto premio, el XXX”. Pero como Google no discrimina entre un texto falso y uno verdadero, entendió que ese era el primero del día en dar los resultados (cuando aún no había empezado el sorteo) y lo situó en primer lugar de las búsquedas. Resultado: a La Verdad de Murcia le tocó el Gordo de las visitas. Más visitas, más publicidad, ¡más dinero! ¿Entienden por qué AOL ha pagado esa millonada por HuffPo?
En resumen, los medios se pasan el día tratando de engañar a Google. Google se pasa el día tratando de que no le engañen. Y como resultado final, el buscador va afinando su algoritmo de modo que la carrera vuelve a empezar. ¿Hasta cuándo? “Un consejo que doy a los técnicos en SEO”, afirmaba a The New York Times un ingeniero de Google llamado Matt Cutts “es que no persigan el algoritmo de Google, sino que busquen su mejor interpretación de lo que los usuarios quieren, porque eso es lo que persigue Google”.
Es decir, hay que dar a los lectores lo que están buscando… ¿Sólo eso? La segunda parte es que los lectores saben distinguir un buen artículo de uno malo. Y según afirma Jeff Jarvis en su libro “Y Google ¿cómo lo haría?”, eso es lo que el famoso buscador valora cada vez más. Originalidad y calidad.
Esa es la clave para “engañar” a Google.
Si alguno de ustedes entra en HuffPo se llevará un susto. Caray, esa fotaza inmensa de Obama o de quien sea, esos titulares gigantescos de dos palabritas, esa ristra interminable de columnistas gratuitos, (unos tres mil, aunque yo no los he contado) esa mezcla de noticias picantes, con sucesos políticos y sentido del humor. Los norteamericanos lo adoran. Por eso, HuffPo cosecha mensualmente 28 millones de usuarios únicos. Un cohete.
Según The New York Times, la verdadera fuerza de HuffPo es que conoce todos los trucos para engañar a Google. ¿Y cómo se logra engañar al buscador más poderoso de la tierra?
Más o menos así:
Cada minuto, millones de personas en todo el mundo teclean palabras en Google con la intención de encontrar una información.
Y en el bosque de la red estamos miles de páginas webs o medios de comunicación deseando que nos encuentren. Millones. ¿Y por qué van a caer precisamente en nuestras páginas habiendo tantos competidores? Pues usando algunos trucos: uno de ellos consiste en titular por las palabras típicas que la gente busca. Por ejemplo: pensemos en los premios Goya.
¿Qué palabra estaban buscando miles de personas en la noche del domingo 13 de febrero? Pues a lo mejor fue: “ganadores premios Goya”. O también: “películas ganadoras premios Goya”. O sencillamente: “premios Goya”.
Bueno. El medio que tuviera la combinación más buscada lograba ser “leído” por los robots de Google, que entonces lo elevaban al podio. Elevarlo al podio supone salir en la primera página de búsqueda de Google. Ya saben: el 99% de los lectores se fijan en los primeros resultados de la búsqueda, es decir, en esa pantalla en la que que aparecen unos diez resultados. Casi nadie pasa de ahí.
Figurar en la primera página de Google es todo un arte técnicamente llamado Search Engine Optimization (SEO). Y a los expertos de ese arte se les llama SEO.
Los SEO saben que Google pone los resultados en las primeras páginas usando un algoritmo, es decir, una fórmula que toma en cuenta cientos de variables como rapidez de un medio en colgar una noticia, historial, fiabilidad, palabras clave, etc. Razón por la cual, en este momento, hay miles de técnicos SEO en el mundo entero tratando de desvelar la fórmula de ese algoritmo, como quien busca la fórmula de Coca Cola.
Esa mezcla de periodismo y de SEO es lo que que impulsó las visitas del Huffington Post. Si “engañas” bien a Google, puedes convertir tu modesto medio digital en un gigante. El HuffPo lo logró en seis años. Superó en visitas al Washington Post. Sin embargo, los puristas piensan que no tiene nada que ver con el periodismo.
The New York Times publicó un artículo que ponía al descubierto las insidiosas fórmulas de trabajo de HuffPo. “… puede conducir a los medios digitales a hacer artículos de baja calidad, para engatusar a las máquinas en lugar de las personas”. Esta combinación de palabras clave y artículos de masa puede ser preocupante desde el punto de vista del periodismo, pero, como decía un analista al New York Times, es como “heroína” para los dueños de los medios digitales.
Hay que reconocer que a algunos les puede doler. Tantos años dando vueltas a los artículos para hacerlos atractivos a los lectores. Tantos años rompiéndose la cabeza para escribir reportajes fascinantes… Y al final, los periodistas descubrimos que lo que mola es combinar palabras en el título y escribir los artículos que busca la masa “en ese momento”.
En el colmo de la automatización, hay empresas que usan un programa para localizar las palabras que millones de personas están escribiendo en internet, en Facebook y en Twitter. Luego, un grupo de periodistas escriben a toda pastilla artículos y salen cosas como “Adelgazar en tres días” que se posicionan en la primera página de Google.
Puede ser triste pero también hay que reconocer que es muy goloso. Pongo un ejemplo: el día en que la prensa digital española obtiene mayor número de visitas es el 22 de diciembre, día del Gordo de Navidad. Desde primera hora de la mañana, millones de personas en España y en el extranjero entran en Google para saber cuáles son los números premiados. ¿Qué palabras escriben? Pues “Gordo de Navidad”, “Lotería de Navidad”, “números premiados del gordo”… en fin.
El caso es que a primera hora de la mañana, un periódico de Murcia llamado La Verdad colgó un texto aparentemente sin editar que decía: “”Lotería de Navidad 2010: XXX se lleva el sexto quinto premio, el XXX”. Pero como Google no discrimina entre un texto falso y uno verdadero, entendió que ese era el primero del día en dar los resultados (cuando aún no había empezado el sorteo) y lo situó en primer lugar de las búsquedas. Resultado: a La Verdad de Murcia le tocó el Gordo de las visitas. Más visitas, más publicidad, ¡más dinero! ¿Entienden por qué AOL ha pagado esa millonada por HuffPo?
En resumen, los medios se pasan el día tratando de engañar a Google. Google se pasa el día tratando de que no le engañen. Y como resultado final, el buscador va afinando su algoritmo de modo que la carrera vuelve a empezar. ¿Hasta cuándo? “Un consejo que doy a los técnicos en SEO”, afirmaba a The New York Times un ingeniero de Google llamado Matt Cutts “es que no persigan el algoritmo de Google, sino que busquen su mejor interpretación de lo que los usuarios quieren, porque eso es lo que persigue Google”.
Es decir, hay que dar a los lectores lo que están buscando… ¿Sólo eso? La segunda parte es que los lectores saben distinguir un buen artículo de uno malo. Y según afirma Jeff Jarvis en su libro “Y Google ¿cómo lo haría?”, eso es lo que el famoso buscador valora cada vez más. Originalidad y calidad.
Esa es la clave para “engañar” a Google.
.