Hace unos días se cumplieron 10 años del nacimiento de Wikipedia. Algunos medios (entre ellos lainformacion) publicaron artículos de recuerdo, anécdotas, historias y… el debate: ¿pero es fiableuna enciclopedia que puede ser manipulada?
Y saltaron los ejemplos: el de la escritoria Lucía Etxebarría que fue pillada in fraganti cuando se editaba su perfil en Wikipedia. Era como si Arturo Pérez Reverte entrase en la imprenta que fabrica la Enciclopedia Espasa, cogiera las galeradas y retocara su biografía. Sospechoso, ¿no?
Wikipedia tiene ese agujero. A pesar de que hay miles de colaboradores revisando las entradas, siempre se cuela algún troll que falsifica, exagera o manipula la información.
Los periodistas usamos Wikipedia a cada rato. Como todo el mundo. Es más rápido y más fácil consultar Wikipedia que abrir una enciclopedia de papel. Hay informes que la tachan de magnífica (como la revista Nature, que la ponderó como una enciclopedia con menos equivocaciones que la Británica), y otros que solo le encuentran defectos.
Entonces, ¿cómo usar correctamente Wikipedia?
Como un trampolín. Lo más importante son los enlaces que aparecen en Wikipedia, o las referencias que nos llevan a los periódicos, a bases de datos o a informes de primera categoría.
Ese es su gran valor: servir de trampolín para encontrar otras fuentes de información. Eso nunca lo podrá hacer la Espasa, la Británica o la Larousse de papel. Nunca. Porque apenas salen de las imprentas ya están obsoletas.
En cambio, los periodistas usamos las fuentes que cita Wikipedia para redactar nuestros artículos, y hasta nos hace parecer eruditos.
Pongo a Dios por testigo que esta enciclopedia está detrás de muchas buenas investigaciones periodísticas. Pero claro, siempre que usemos Wikipedia para que no nos quedemos en Wikipedia. Ese es su gran mérito.